octubre 26, 2008

no me gustan los días muy fríos, porque me hacen desear alguien a quien abrazar y consumo demasiada cafeína (dañina).
prefiero cuando sale el sol, y puedo andar un poco ligera de ropa, y fantasear y seducir cada rayo de luz sobre mi piel.
no me gusta cuando llueve intermitentemente, porque siento que mi alma se pone en sintonía con el clima y comienza a desvanecerse y escurrirse de mí.
prefiero que llueva a veces, porque entonces cada gota se convierte en un festejo. como el llanto, que cuando es breve es bueno.
no me gustan los silencios prolongados
ni la soledad obligada.
detesto las buenas maneras llamadas "modales".
y aún así sé que ser franca no me da derecho a estrujar corazones y asarlos al calor de mis palabras.
y ni qué decir de mi temperamento!
y aún así estoy consciente que el mundo no tiene porque soportar la potencial carga destructiva de mis modos.
me encanta tener la razón,
y aún así sé que pocas veces la tengo, porque estoy a años luz lo que he soñado para mí misma.
el mundo se pudre, la paz no se consigue esperando que brote. el egoísmo arrecia cada rincón.
y aún así soy idealista.
Me atrevo a construir realidades de cartón, adornadas con paciencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta cómo has sabido expresar la necesidad de unos brazos que cobijen estas frías tardes queretanas... cuando uno está lejos de los suyos, esta necesidad crece hasta devorar tu felicidad... y entonces tus ojos se rompen en pequeños cristales y en forma de gotas, la felicidad resbala por tus mejillas congelándose con el frío...
Quizás esas tardes de frío hacen que se hiele tu corazón...

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