febrero 23, 2009

Año del bueeey!

Este fin de semana fue fatídico para casi todos. Estuve viendo a mi alrededor, y prácticamente 4 de cada 10 personas están lastimadas. El camino está sembrado de una multitud de muletas, collarines y brazos rotos, que parecen anunciar la tragedia en una sinfonía de huesos rotos y contusiones.
Hay días así. Supongo que ha de ser febrero, o que los planetas se alinearon de alguna forma extraña. Tal vez es debido a que es el año chino del buey. (Y no se puede esperar mucho de un año así). Quién sabe. No creo en la mala suerte, pero tal vez valdría la pena organizar un viaje de rodillas a Chalma o Catemaco. Quién se apunta??

febrero 08, 2009

La glorieta

La señora me sonrió como si fuera gente. Y de repente nomás, pum pum pum, ahí nomás en la glorieta, adelantito del puesto. Nélida está descolorida, casi ni puede decir palabra desde ayer- dice Doña Tere. Y en su cabeza ve una y otra y otra vez la misma cosa: la camioneta roja cruzando, la señora vestida de amarillo que le dirigió una mirada amistosa. Ella ahí, sentada bajo la sombrilla color de sandía con chile, bajo el sol. Jícamas con chile y limón le puso en las cartulinas Pati, y le dijo que hiciera la letra redondita.
-Nélida, traes la tarea?
-No maestra Rosario, es que tuve que salirme a vender y ya no alcancé
-Por eso escribes tan feo, por eso eres una burra y no sabes nada. Y le daba reglazos en las manos y las otras niñas se reían y se reían. Pendejas, como ellas no tienen que trabajar. Pendejas. Pero ni como gritarles o pegarles porque luego le iba peor.

Esta mañana las cartulinas. Ayer Anselmo dijo que ya la carretera estaba rete peligrosa y más para una vieja, que ya no fuera a vender y mejor lavara ajeno, que le trajera más frijoles. Y que le pone una joda. Pero lavando ajeno nomás estaría viéndole la geta a la suegra, que a cada rato le echa en cara que están ahí arrimados. Allí al menos veo pasar a la gente. Y que me empecino y me voy con mis cartulinas, mi banquito y mi montón de jícamas. Meche me prestó la sombrilla.

La señora me sonrió como si fuera gente. Y de repente nomás, pum pum pum. En un abrir y cerrar de ojos Pum pum pum. Fue todo lo que vi. Lo juro. Y los policías dejan ir a la india porque al cabo nomás es una india, muy apenas sabe nada de la vida.

Matan cuatro en la glorieta. La señora me sonreía, y yo que ni cómo hacerle porque Anselmo ya me la tenía sentenciada, que era la señora o yo. Nomás cerré los ojos y disparé Pum pum pum. Cuatro muertos. Mi señora bonita, desangrada como pollo. Con su vestido amarillo manchado de sangre. Yo, yo sólo vendo jícamas.
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